Paolo Rossi
Hasta que llegó su hora
Algunos futbolistas dejan su impronta en el juego, otros son capaces de exhibiciones técnicas extraordinarias y otros impresionan por su físico.
Hasta que llegó su hora
Algunos futbolistas dejan su impronta en el juego, otros son capaces de exhibiciones técnicas extraordinarias y otros impresionan por su físico.
Paolo Rossi no entraba en ninguna de estas categorías. Pablito era "sólo" la encarnación del cazagoles, del rastreador del área, del autónomo en toda regla, del naúgrago y del superviviente, ...Rossi era sinónimo de GOL.
Durante los Mundiales de Argentina 1978 y, sobre todo, de España 1982, este italiano conjugó la sobriedad de movimientos, la perfección en la ubicación sobre el terreno y el oportunismo innato, convirtiéndose así en uno de los mejores goleadores del mundo del fútbol.
Golpeado por el escándalo
Y eso que la carrera profesional de Paolo Rossi pudo haber terminado prematuramente en 1979. Disfrutando todavía del reconocimiento internacional que le había reportado su destacada actuación en Argentina, el delantero regresó al Campionato para dirigir el ataque del Perugia. Su temporada iba muy bien hasta el 30 de diciembre de 1978 cuando su equipo sólo arrancó un empate 2-2 con el Avellino.
Al año siguiente, tras una investigación, se acusó y condenó a Rossi y a otros jugadores por haber amañado el partido. El delantero italiano afirmó no haber hecho más que responder inocentemente a una pregunta hecha por un jugador rival: "¿2-2? Si quieren...". A pesar de negarlo, se le impuso un fuerte castigo: tres años de suspensión, que se quedaron en dos tras apelar a la medida. Rossi, que entonces tenía 22 años, vio su trayectoria cortada cuando se encontraba en pleno ascenso.
Una joven promesa
La Juventus de Turín se había fijado en él a una edad muy temprana y, en 1975, lo cedió al Como, de la Serie B, para que se foguease. Más tarde recaló en las filas del Vicenza, también de la Serie B, en donde explotaría: 21 goles en la temporada 1976-1977, que sirvieron a los Biancorossi para ascender a la Serie A. La temporada siguiente lo haría aún mejor, al lograr 24 tantos, que permitieron a su equipo acabar segundo, por detrás de la Vecchia Signora.
Lógicamente, Enzo Bearzot lo convocó con la selección ese mismo año. Rossi parecía imparable. A los 21 años, hizo un excelente papel en Argentina 78, en donde mostró al mundo su oportunismo. Tres goles y dos asistencias: un balance alentador.
Con una altura de 1,74 m y 66 kilos de peso, no era un jugador físico, aunque siempre estaba en el lugar preciso. Su primer gol con Italia, ante Francia, en Mar del Plata, fue el perfecto ejemplo de ello: tras una bella combinación en ataque a ras del suelo, el balón le rebotó a Rossi en la tibia y entró en la portería. Tras el torneo recibiría el apodo de "Pablito". Siempre estaba en el lugar adecuado en el momento exacto.
Luego vendría la suspensión. La Juventus de Turín lo había repescado justo antes de la sanción, y Rossi tuvo que pasarse dos largos años sin jugar. Volvería a los terrenos de juego a finales de abril de 1982, varias semanas antes del Mundial de España 1982. Enzo Bearzot, que seguía en el banquillo de la Squadra Azzurra, le hizo un primer regalo: llevarlo al torneo, a pesar de sus dos años de inactividad.
El emblemático entrenador italiano explicaría más tarde los motivos de su decisión: "Sabía que si Rossi no estaba en España, no tendría a ningún jugador oportunista en el área. En esa zona era realmente bueno, rápido, siempre listo para hacer la finta adecuada".
Los tifosi se mostraron escépticos, al igual que la prensa, y lo estarían todavía un poco más después de la primera ronda. Italia se clasificó gracias a la diferencia de goles, tras no haber logrado más que tres empates y marcado dos goles. Rossi, titular, pasó inadvertido.
En la segunda fase, los italianos se encontrarían en el mismo grupo que Brasil y Argentina. En el encuentro frente a Argentina, en el que Italia venció por 2-1, Rossi siguió sin marcar. A pesar de las incesantes críticas de la prensa, Bearzot decidió dar una última oportunidad al toscano.
Idolo de una nación
Contra Brasil, a los italianos sólo les valía la victoria, mientras que a la Seleção le bastaba con el empate. Al final de un partido extraordinario, los europeos se impusieron por 3-2, pero lo más destacado fue la explosión de "Pablito": una tripleta monumental, con su estilo más característico. Un balón robado y dos goles con la caña de pescar en el área; Rossi dio la campanada. La máquina se había puesto en marcha, y ya no se detendría hasta la final.
En semifinales, lograría dos nuevos tantos contra Polonia, antes de hacer el sexto en tres partidos en la final, ante Alemania Federal. Se proclamó máximo goleador de la competición y se convirtió en el héroe de los que sólo unos días antes pedían su cabeza. "Me sentí protegido, y eso fue un elemento determinante", declaró más tarde. El momento de gloria de Rossi había llegado por fin. Ese mismo año fue elegido Balón de Oro europeo.
La recta final
De vuelta en la "Juve", en compañía de Antonio Cabrini, Marco Tardelli, Gaetano Scirea, Claudio Gentile, Michel Platini y el polaco Zbigniew Boniek, otros dos héroes de la Copa Mundial de la FIFA española, "Pablito" adornaría su palmarés. La Copa de Italia en 1983, el Scudetto y la Recopa en 1984, la Copa de Europa en 1985...
Tras esta lluvia de trofeos, Rossi abandonó Turín para enrolarse en las filas del acérrimo enemigo, el AC Milan, en el verano de 1985. Con los Rossoneri no tendría tanto éxito, pero aún así sería seleccionado para la Copa Mundial de la FIFA México 1986, en la cual no jugó, y acabaría poniendo fin a su carrera en Verona al año siguiente, con 31 años.
Harto de las lesiones, Rossi decidió dejar el fútbol antes de acabar arrastrándose por los campos. De carácter solitario, abandonó muy rápidamente el mundo del fútbol para dedicarse a su pasión, el submarinismo. Pero, sobre todo, dejó la imagen de un futbolista fuera de lo común, dotado de un oportunismo sólo superado por una humildad que probablemente no se haya visto nunca.
En el año
Carrera como jugador
Palmarés internacional
48 veces internacional, 20 goles
1978: Copa Mundial de la FIFA Argentina 1978, 3º puesto (3 goles)
1982: Copa Mundial de la FIFA España 1982, campeón
1982: Máximo goleador de la Copa Mundial de la FIFA (6 goles)
1986: Copa Mundial de la FIFA México 1986, octavos de final
Clubes
1975 - 1976: Como
1976 - 1977: Vicenza
1978 - 1981: Perugia
1981 - 1985: Juventus
1985 - 1986: AC Milan
1986 - 1987: Verona
Palmarés en clubes
1982: Campeón de Italia
1983: Ganador de la Copa de Italia
1984: Ganador de la Recopa de Europa
1985: Ganador de la Supercopa de Europa
1985: Ganador de la Copa de Europa (215 partidos en la Serie A, 82 goles)
El día que Sarriá se convirtió en el epicentro del fútbol mundial
5 de julio de 1982, Estadio de Sarriá (Barcelona),
44,000 espectadores - MUNDIAL ESPAÑA 1982 (Segunda Ronda)
Italia 3-2 Brasil
Paolo Rossi (5', 25', 74'); Sócrates (12'), Falcao (68')
Fue el mejor de los sueños para Italia y la peor de las pesadillas para Brasil. Para el aficionado neutral fue una verdadera maravilla, si bien a los puristas se les podría haber perdonado que derramasen alguna que otra lágrima. Fue el día en que Italia (y, en particular, Paolo Rossi) cobró vida espectacularmente en el Mundial de España de 1982 para derrotar al mejor Brasil desde 1970.
Aquel día el orden y la disciplina ganaron a la magia y la anarquía.
La selección brasileña de Telé Santana encaró su último partido de la segunda fase (celebrado en Sarriá, el antiguo estadio del Espanyol) con un puesto en semifinales como objetivo. El formato de la edición de 1982 incluía una segunda liguilla con grupos de tres. Brasileños e italianos ya habían derrotado a la defensora del título, Argentina, pero el triunfo más abultado de la Seleção (3-1) suponía que ahora le bastaba con un empate.
Brasil era el equipo preferido del torneo y el indiscutible favorito. Con una medular que gozaba de talentos tan exquisitos como Zico, Sócrates y Falcao, la Verdeamarelha había ganado sus cuatro encuentros disputados hasta entonces, con 13 goles a favor. La Italia de Enzo Bearzot, en cambio, se había colado en la segunda fase por los pelos, por haber marcado un tanto más que Camerún al cabo de tres empates seguidos. Además, su ariete, Paolo Rossi, aparecía como un jugador en baja forma y falto de acierto tras cumplir una sanción de dos años por un escándalo de partidos amañados, que concluyó apenas dos meses antes de comenzar la fase final.
La prensa italiana ya había pedido la cabeza del delantero de 25 años tras su gris rendimiento en los encuentros de la primera fase…..HASTA QUE LLEGÓ SU HORA. En el triunfo por 2-1 contra Argentina, tampoco logró ver puerta. Aun así, por suerte para Italia, Bearzot lo mantuvo en la alineación titular para este trascendental encuentro. El resto es de sobra conocido: Rossi emergió como el salvador de Italia en un partido realmente épico.
El ariete del Juventus tardó sólo cinco minutos en afinar su puntería en Barcelona. La asistencia se la proporcionó su compañero de club Antonio Cabrini, quien, tras recibir un balón de Gabriele Oriali por la banda izquierda, avistó la internada de Rossi. El lateral sirvió un centro medido al segundo palo que Paolo cabeceó para batir por bajo a Valdir Peres.
Brasil se fue inmediatamente a buscar el empate, con lo que dejó un tanto desguarnecida su defensa. Rossi asumió por un momento el papel de pasador y sirvió una ocasión en bandeja a Francesco Graziani, que mandó el balón a las nubes. Si bien Italia estaba mostrando una inusual mentalidad ofensiva, su rival estaba haciendo justo lo que mejor se le daba: irse hacia arriba y crear ocasiones. A los diez minutos, el fornido delantero centro auriverde, Serginho, remató fuera tras quedarse solo ante Dino Zoff.
La ventaja de los Azzurri no duró mucho, ya que, dos minutos después, Sócrates estableció el 1-1. El larguirucho centrocampista entró tranquilamente en campo italiano y deslizó un pase en vertical hacia Zico, que estaba de espaldas a la portería. La jugada no parecía entrañar peligro, pero el número 10 se revolvió de repente, se escapó de su marcador y devolvió el balón a Sócrates, quien, tras penetrar por la derecha, marcó con un disparo raso por el palo corto.
El juego italiano empezó a ser decepcionante, al tiempo que los brasileños acampaban en su mitad del terreno de juego. Enseguida, Claudio Gentile se ganó la amonestación por parte del árbitro del encuentro, Abraham Klein. Con todo, en vez de encontrar el segundo tanto que estaba buscando, Brasil regaló el 2-1 a su adversario en el minuto 25. Valdir Peres sacó el balón hacia Leandro, quien, a su vez, se lo pasó a Toninho Cerezo. Sin ninguna presión, el interior derecho realizó un imprudente cambio de juego directamente hacia el lugar por donde entraba Rossi, quien, al más puro estilo de cazagoles, interceptó el pase y envió un disparo seco al fondo de las mallas.
Los brasileños, obligados a tomar la iniciativa de nuevo, pusieron cerco al área italiana. Todos los Azzurri se pusieron defensivamente manos a la obra; o, en el caso de Gentile, a la camiseta del deslumbrante Zico (de hecho, el italiano tiró de ella con tanta fuerza poco antes del descanso, que la desgarró).
Si el primer tiempo había sido espectacular, el segundo gozó de emoción en cada minuto. Brasil siguió dominando mientras los italianos se mantenían al acecho, con la esperanza de asestar un nuevo mazazo al contragolpe. Falcao dispuso de una magnífica ocasión para haber empatado a los dos minutos de la reanudación, pero su centro-chut se fue ligeramente desviado. A continuación, Bruno Conti para Italia, y Zico y Serginho para Brasil, marraron sendas ocasiones. Quizá la más clara fue la de Serginho, que no supo picar el balón por encima de un adelantado Zoff.
Toninho Cerezo fue el siguiente en acariciar el gol. El centrocampista recibió un pase de Júnior y enganchó un trallazo con la diestra que hizo temblar el poste izquierdo de la portería de Zoff. Tanto fue el cántaro a la fuente que, en el minuto 68, Brasil restableció la igualada... y lo hizo con un golazo. Tras una incursión por la banda izquierda, Júnior se vino hacia el centro y encontró a Falcao emplazado en el vértice derecho del área grande. Después de amagar con un pase a Toninho Cerezo, que se había atraído a la defensa con su carrera, el medio centro del Roma avanzó y, desde el borde del área, perforó las redes rivales con un disparo alto, a la derecha de Zoff.
Una vez metido de nuevo en el partido, Brasil siguió a la carga, en busca de un tercer gol (una táctica que, a la postre, acabaría suponiendo su ruina). En el minuto 74, después de que Zoff detuviera un remate del suplente Paulo Isidoro, Italia contraatacó y provocó un saque de esquina desde la derecha. El envío de Bruno Conti fue tímidamente despejado hacia la frontal. Allí, Marco Tardelli volvió a dirigir el balón hacia la portería brasileña, y Rossi apareció en el borde del área pequeña para completar su tripleta goleadora.
Por tercera vez, Brasil se encontraba con un gol de desventaja, pero ahora sólo quedaban 16 minutos. El equipo se fue hacia arriba con todo, pero no hubo manera de batir al guardameta italiano de 40 años. En los últimos segundos, Oscar envió un cabezazo junto a la cepa del segundo palo, pero el veterano cancerbero atajó el balón justo antes de que traspasara la línea de gol. La suerte de Brasil estaba echada, mientras que Italia estaba en camino de conquistar su tercer título mundial y Paolo Rossi de proclamarse máximo goleador del certamen.
ZOFF, CABRINI, COLLOVATTI (BERGOMI), GENTILE, SCIREA, ANTOGNONI, ORIALI, TARDELLI(MARINI), CONTI, GRAZIANI, ROSSI
DT: Enzo Bearzot
BRASIL
DT: Enzo Bearzot
BRASIL
VALDIR PEREZ, LEANDRO, OSCAR, LUISINHO, CEREZO, JUNIOR, SOCRATES, SERGINHO (PAULO ISIDORO),ZICO, EDER, FALCAO.
DT: Tele Santana
DT: Tele Santana
1 comentario:
Me ha encantado el artículo. Mi padre me ha hablado de este jugador y ahora le conozco mejor.
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