jueves, 15 de enero de 2009

EL ZARAGOZA DE LA RECOPA DE 1995.





EL DIA QUE LA PILARICA BAJO DEL CIELO DE PARÍS
Partidos históricos. Final Recopa 1995
Arsenal F.C. 1-2 Real Zaragoza


Escrito por Borja Pardo
(dedicado a las Pilares y a los maños)


Era un miércoles 10 de mayo de 1995, y por aquél entonces quién les escribe tenía catorce años, todo un pipiolo.
Aquel día recuerdo que fui contento al colegio. Como cada día que sabía que retransmitían un partido importante de fútbol por la noche, las clases eran un trámite hasta llegar a la hora del inicio del partido en cuestión, la hora D.

Esta vez la cita era a las 20.15, en el salón de mi casa, y los testigos el sofá, la tele y mi padre con quien me senté a ver el partido.

Allí sobre el Parque de los Príncipes de París, saltó el Real Zaragoza que por aquél entonces maravillaba a Europa con un fútbol atrevido y osado. Los maños habían hecho una Recopa fantástica apeando al Feyenoord (en cuartos de final) y al Chelsea (en semifinales) entre otros.
El otro contendiente era un hueso duro de roer, el Arsenal inglés que había conquistado la Recopa un año antes al vencer al Parma de Brolin y Asprilla por 1-0 y por lo tanto defendía título ante el equipo de Víctor Fernández que asistía a la final sin nada que perder y todo que ganar dado que era su primera final europea desde que conquistara la Copa de Ferias (antigua UEFA) en 1964.

El Arsenal era el claro favorito en las apuestas como vigente campeón de la Recopa. En cuartos había apeado al AJ Auxerre y en semis a la Sampdoria (que aún conservaba buena parte del bloque de 1992).

Aquel Arsenal era muy diferente al actual de Àrsene Wenger, era un equipo típicamente inglés, duro, rocoso y muy fiable.
Los éxitos de aquel Arsenal se cimentaban en la mítica defensa que jugó junta durante casi una década formada por cuatro ingleses: Winterburn, Tony Adams, Martin Keown, y Lee Dixon, con un joven David Seaman en el arco.
En el medio los ingleses Paul Merson y Ray Parlour, unidos al sueco Stefan Schwarz (más tarde ficharía por el Valencia sin mucho éxito) ponían la calidad y el trabajo a partes iguales.
Arriba, en la punta dos delanteros totalmente distintos, por un lado la clase y la velocidad del mítico Ian Wright, icono gunner hasta la irrupción en Highbury años más tarde de los Dennis Bergkamp, Patrick Vieira, Thierry Henry & Co y por otro lado la potencia y juego aéreo del tanque galés John Hartson, un trotamundos del fútbol inglés que respondía al más puro modelo de delantero británico poco refinado pero que goleó allí donde jugó (Luton, Arsenal, West Ham, Wimbledon y Celtic) igual que lo hizo con la nacional del País de Gales.

Este era el Arsenal al que debía vencer un Real Zaragoza que todos recordamos hasta el punto que la mayoría de aficionados recuerdan a un mínimo de 7 u 8 jugadores de aquel once sin problemas y dichos del tirón.

Victor Fernández conjuntó durante meses un once tipo muy bueno, con jugadores que al llegar a Zaragoza no tenían nombre la mayoría de ellos, y que se hicieron un nombre en España primero y en Europa después a base de buenas actuaciones con el club maño, hasta el punto que aquel Zaragoza era un equipo simpático y adorado por su buen juego.

El Real Zaragoza salió al Parque de los Príncipes con su equipo de gala: Un clásico 4-3-3 puro y duro.
Andoni Cedrún en puerta, Alberto Belsúe en el lateral derecho, Chucho Solana en el lateral izquierdo, el negro Cáceres y Xavi Aguado en el eje de la zaga.
En el medio mucha calidad con un trivote de jugones; Nayim, Aragón y Poyet.
Y arriba tres puntas… ¡y vaya trío!, el ratón Pardeza, el paquete Higuera, y arriba Juan Eduardo Esnáider.

Hoy en día ni siquiera el Barça de Guardiola juega tan ofensivo, y encima el amigo Víctor Fernández sacó ese once en una final de competición europea, ¡chapeau!
Toda Europa alucinó con aquella osadía, y es que un joven Víctor tenía claro qué si debía perder lo haría con sus ideales,… la juventud es muy atrevida.
Seguramente casi 15 años después de aquel mítico partido, el técnico maño no saldría con ese once donde todo dependía de tener un alto porcentaje de posesión del balón, ya que si el Arsenal se hacía con la pelota, al no haber recuperadores para robarla en el Zaragoza, el equipo blanquillo sufriría.

El árbitro italiano Piero Ceccarini señaló el inicio del partido, y lo cierto es que fue el Arsenal el que empezó a dominar, más acostumbrado que el Zaragoza a partidos de este nivel. En la primera parte, los jugadores maños dieron la sensación que les superaba la situación, como lastrados por la importancia del choque, mientras que los londinenses practicaban sin dificultad su juego físico y vigoroso; a ratos, una lluvia de pelotazos se descargaba en el área de Cedrún, muy seguro por alto, así como sus centrales.
El juego, como suele suceder en las finales, era embarullado, sin mucha claridad, y con escasas ocasiones de gol, llegando al intermedio con un 0-0.

En el segundo periodo se giraron las tornas. El Zaragoza, apoyado en un gran Aragón (un pedazo jugón que era clave en aquél equipo), comenzó a rasear el balón y a utilizar las bandas, a la vez que Pardeza caracoleaba sin cesar por las inmediaciones del área y Esnáider empezaba a ganarle cada vez más balones al central Tony Adams. El gol se intuía; y de hecho el paquete Higuera ya había avisado mediado el segundo tiempo, pero el regalo del gol se hizo esperar hasta el minuto 68, en una volea seca del argentino Esnáider que batió a Seaman quién se quedó inmóvil primero y asustado después al ver como aquél misil entro en la escuadra derecha del arco.
Juan Eduardo lo celebró con ojos ardientes. Un golazo.

Lo más difícil, adelantarse en una final, se había logrado, pero en ese momento el Arsenal sacó su orgullo de campeón y se desmelenó en busca del empate que le diera la posibilidad de seguir aspirando a ganar la final. La ofensiva gunner obtenía su fruto en una jugada clásica: balón a la banda diestra, pase de la muerte y remate inapelable del tanque galés John Hartson. Empate y vuelta a empezar. Era el min. 75
A partir ahí y hasta el min.90 miedo y cautela a cometer un error que desnivelara la final sin margen de reacción y así se plantaron londinenses y maños en la prórroga.

Los jugadores estaban rotos por el esfuerzo, seguramente un poco más los españoles que eran más técnicos y menos físicos.
El período añadido no se resolvía en ningún sentido, y todo el mundo templaba ya los ánimos para la ruleta rusa de los penaltis cuando de repente le llega un balón botando en el centro del campo al ceutí Nayim, quién era de los más castigados por el esfuerzo realizado, miró a Seaman y lo vió adelantado, al ver que la jugada moriría en breve decidió probar el disparo, golpeó el balón con fuerza, en una mezcla de esperanza y alivio por no tener que seguir corriendo….el balón alcanzó una altura inusitada…..y allí, en el cielo de París, estaba ella ….. la seguidora más fiel del Real Zaragoza, ¡¡¡la Virgen del Pilar!!!!, que se hizo terrenal en forma de balón para caer inexorablemente en la red de David Seaman para sorpresa y asombro de todo el mundo.

Nayim confesaba diez años después del gol de París, lo siguiente:

“Si intento marcarlo ahora no llegaría a puerta, ya no me dan los músculos. Aquel día lo intenté porque de niño metí un par de goles así jugando en Ceuta. Es fácil de hacer, si lo sabes hacer... Lo difícil es que coja portería, pero la técnica es sencilla: hay que pegarle con el exterior y el balón hace ese vuelo. Arriba y abajo. Recuerdo que tras el gol corrí por la banda buscando a los míos y a Terry Venables. Él me había dado la primera oportunidad. Belsué me besó en los morros y luego quedé bajo tierra, enterrado por los compañeros".

No te engañes Nayim, aquello no fue un gol, aquello fue un milagro.

Recuerdo que aquél gol lo grité con tanta intensidad que pensé que me moría.
Sencillamente corrí por el salón enloquecido soltando exabruptos y onomatopeyas raras y me abracé a mi padre como si fuéramos los fundadores de la Peña Ligallo.
Aquella noche fue un delirio el salón de mi casa, el césped del Parque de los Príncipes, la ciudad de Zaragoza y toda España.
Al día siguiente en el colegio, decía con orgullo que mi abuela paterna era maña (de Teruel) y que siempre me había caído simpático el Real Zaragoza.
Estoy convencido que a la mañana siguiente todo el mundo intentó rescatar nexos de unión familiar, simpatía y afinidad con Aragón y con el fastuoso campeón de la Recopa de 1995, el Real Zaragoza.


Video con los mejores momentos del partido
http://es.youtube.com/watch?v=mWMM2XsGcsA&feature=related

Narración de Jose Angel de la Casa y diferentes emisoras de radio del gol de Nayim.
http://es.youtube.com/watch?v=Scvz8q2Mmi8

7 comentarios:

Jordi S. dijo...

Yo diría que más que la Pilarica fue cosa de Alá (por lo de Nayim digo). Por cierto, cuanto más veo la jugada... ojo con el amigo Seaman eh... eso a Valdés no se lo meten!
11 años después... también en París, también 2-1, y también papelón del portero! Seaman=Almunia

Epicuro de Samos Jr dijo...

Fue el gol perfecto, lo he visto cientos de veces y no cabe analizarlo... ¿Que no se lo meten a Valdés y que David Seaman salta pronto? tal vez... ¿A Messi se le ocurriria hacerlo?
Esto solo se podia hacer con la camiseta del real Zaragoza y no tiene repetición.
Bonito post, visitaré tu blog con asiduidad.
Por cierto, ¿puedo tomar prestada la foto?

Fanático dijo...

Los pelos como escarpias, maño... gracias por este post. He descubierto tu blog buscando fotos de Helenio Herrera, que la necesitaba para mi post sobre el Catenaccio. Google me ha llevado a tu foto de Facchetti y tu post sobre el Italian Job. Muy bueno tambien.

Un saludo!

jesus dijo...

Muchas, gracias por volverme 14 años mas joven por aquel entonces yo tenía 40 años la misma edad que Fernando Caceres,que hoy se debate entre la vida y la muerte a concecuencia de un atraco en su Pais, quiera Dios que aquella magia de esa noche del 10-05-1995, le devuelva a nuestro mundo,para que vea como el Real Zaragoza, se reinventa y vuelva a la gloria que perdió hace años,yo estuve en París en el Parque de los Pricipes, aquella noche que me marcó para siempre, gracias mil por tu hermoso blog.

gracias.

Borja Pardo dijo...

Gracias a todos vosotros por seguir este modesto blog.Un abrazo fuerte

Anónimo dijo...

Parece mentira que hayas cogido las ideas e incluso frases de otro post cojonudo sobre la final de la Recopa que ganó el Zaragoza publicado en otro blog.

Has cogido frases y has cambiado palabras camuflándolas con ideas y datos añadidos para que pareciera de tu cosecha.

Voy a ahorrármelo, pero puedo copiar-pegarte frases completas del post que te hablo que te delatan. Y lo sabes.

Un cero, esas cosas no se hacen.

Borja Pardo dijo...

Obviamente que la idea lo cogí de otro post.

Vi un artículo sobre la final de la Recopa y pensé en contar mi versión de dicha final y explicar en como la viví.


Creo que has sido muy injusto conmigo, te lo digo de corazón.

Saludos igualmente.