CRÓNICA DE UN NAPOLI vs BARI

CRONICA DEL NAPOLI vs BARI

Por Elio de Falco (desde San Paolo)

SIN VOZ. Es el único título que se me ocurre para describir lo que prueba un aficionado al estar en el San Paolo de Nápoles. Estoy ahora en mi casa de Nápoles escuchando sin demasiado interés la decimoquinta repetición del “derbi de Italia” pensando todavía en las emociones que tanto añoraba en mi larga y forzada ausencia del estadio. A las 13.45 horas me encuentro con mi amigo para irnos al estadio, ya teníamos los billetes, Curva B, la histórica de la afición “azzurra”, mi lugar en los años vividos en la ciudad donde nací.

Llegamos al templo del fútbol de Italia meridional cuando están calentando los porteros, el partido empezará a las 15, la emoción es doble porque el estadio cumple 50 años desde su inauguración, 3-1 a la Juventus y entre los marcadores estaba ese Vinicio que hoy recibe un premio conmemorativo. Nos colocamos como siempre en medio de los tan injustamente vituperados Ultras, cuyo nombre es erróneamente usado por los supuestos moralistas para hablar de imbéciles que poco tienen que ver con el mundo de los grupos organizados de la afición.

Pues es diferente, ante todo se le felicita con pancartas al estadio, la cuna de nuestra pasión, yo estoy justo debajo de la de la curva B y ya cantamos con toda la voz que tenemos en la garganta, aplaudimos el viejo guerrero brasileño que también entrenó a uno de los mejores equipos que jamás vistieron la camiseta Azzurra. Entran los dos equipos y los cánticos aumentan en volumen, levantamos las palmas y añadimos ritmo a ellos.

El Napoli empieza bien, ataca, tiene ganas pero el Bari es el mejor equipo que ha pisado el San Paolo esta temporada, un equipo que tiene una pareja de centrales, Bonucci y Ranocchia, que pronto vestirán la elástica de la selección italiana. Los de Puglia juegan con prudencia y muy pocas veces se acercan al área napolitana, sin embargo tampoco sufren si no fuera por una ocasión de Maggio que controla muy bien pero se pierde en el momento del disparo. La curva sigue cantando y, si cabe, aumenta aun mas en fuerza como si nuestra voz pudiese empujar la pelota en la portería contraria, y casi lo consigue cuando Quagliarella tira seguro encontrándose sin embargo a Bonucci en la línea de puerta. Una rápida ojeada a los resultados de los otros encuentros y se intercambian puntos de vista sobre el partido, se conoce gente y te das cuenta de que nada de lo que se intenta contar en las telecomunicaciones.

Empieza la segunda parte, otra vez ahí, vibrando por nuestros colores, pero el Bari se adelanta. Otras aficiones probablemente se hubiesen quedado calladas, pero el primer grito es: “Aquí hay que cantar también si vas perdiendo” y así llega el empate, centro de Gargano y cabezazo de Quagliarella, saltamos, gritamos, pero sabemos que aun no ha acabado, de hecho el Bari vuelve a adelantarse...hay que presionar, entonces bajo nuestra mirada y empujado por nuestras voces emocionadas el Nápoli aprieta, achica los espacios y sale al ataque con un Lavezzi recién incorporado pero es otra vez la conexión entre Quagliarella la que nos devuelve la esperanza de llevarnos los tres puntos, el centro es del delantero y el carrilero remata de cabeza, volvemos a exaltarnos, creemos en la victoria, la QUEREMOS.

Estamos entonces en los minutos finales, el Napoli, fuerte de la superioridad numérica por expulsión de Parisi, ataca, juega sin jugadores defensivos en la mediana, los cánticos suben aun mas, queremos este gol, entonces invención de Lavezzi, Quagliarella da un toque con la zurda pero la pelota tiene poca potencia, la curva se para por unos cinco interminables segundos intentando meter ese balón con el pensamiento hasta que...GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL, saltamos, caemos, gritamos, nos abrazamos, una alegría incontenible tras haber temido que nuestros rivales se llevaran el derbi del Sur.

Todo es fiesta, todo está bien, hemos ganado, nos olvidamos de nuestros problemas, lloramos de alegría...y acabamos SIN VOZ.

Desde Nápoles esto es todo.

Elio de Falco