TODA LA GLORIA PARA BANFIELD
Se consagró en la Bombonera, pese a perder 2-0 con Boca. Llegó al título al aprovechar la caída de Newell´s, por 2-0 ante San Lorenzo en Rosario. Es el primer campeonato que logra en la división superior.
Artículo de Hernán Castillo
Extraído del diario Clarín
El barrio late. Pero desde bien temprano. Salta. Vibra. Contagia. Desde Roma y Linch hasta Villa Niza, y pasando por Peña y Arenales. Llega el micro con los jugadores directo desdela Bombonera y ese Banfield campeón que ya hizo historia no para. Casi 114 años pasaron -los cumple el 21 de enero- y el obvio We are the champions de Queen se repite y logra lo de siempre: que aflore la piel de gallina y que las lágrimas ganen su lugar mientras las piernas se aflojan. Ese sentimiento, que en un equipo chico más que en ningún otro se transmite de generación en generación, no puede contenerse. Cantan todos. Y entre todos canta el emperador Julio Cesar Falcioni que se hace autoreferencial, porque el "que de la mano, de Julio César todos la vuelta vamos a dar", se le sale de la boca. Banfield es campeón y las dedicatorias al rival de siempre, que ya no podrá echar en cara que "yo sí y vos no", es obvia. Unas 30.000 personas copan el remodelado Florencio Sola. Muchos, la mayoría, tienen apenas las historias de desencuentros de aquella estafa de 1951 cuando de legítimo campeón pasó a ser segundo de Racing por caprichos de la política nacional.
Pero ya fue. Nadie piensa demasiado en eso ahora. El sufrimiento valió la pena. Fabián Bordagaray, autor de los goles de San Lorenzo en Rosario, ante Newell's es ídolo y algo harán por él los hinchas que no lo van a olvidar. Y sus goles se gritaron casi, o más, que los de Santiago Silva a lo largo del torneo. No falta nadie. Los 4.500 y un poquito más que estuvieron en la Bombonera ya están en Peña y Arenales. Y son recibidos por los que están ahí desde hace rato también como héroes. Ahí andan Piqui, Pirulo y el Pelado a puro grito. Se hacen sentir. Igual que las glorias desde el cielo, Garrafa Sánchez y el Pampa Orte, o que el siempre recordado periodista Pedro Uzquiza, quien si estuviera de este lado a esta hora quizás ni escribir pudiera ante tanta emoción. Están todos. No falta nadie. El estadio explota. Las canciones se suceden. El de ayer es el domingo más importante en los casi 114 años de vida de un club que se sabe chico pero que se siente grande. Y que hace bien. Al que todo le ha costado más. Pero que ahora está entre los que pertenecen a la elite de verdad y puede jactarse de ello. Porque Banfield es campeón. Nadie se mueve. Nadie de verdad. El Lencho Sola y sus alrededores son intransitables.
¿Llegar? Una utopía ¿Irse? Imposible. Ahí anda el Mencho Bustos que se perdió los últimos partidos peroes símbolo y no para de festejar. Gritan esos uruguayos que te matan, Silva y Fernández. Vibra el colombiano James Rodríguez que no puede creer tanto festejo. Llora emocionado Santiago Méndez. Ese que quiere retirarse del fútbol pero no lo quieren dejar. Ya está reivindicado Ervitti, al que insultaban hasta el arranque de este semestre, pero que fue clave en la campaña. Está pelado Julio Barraza por una promesa y a él lo abrazan Lucchetti y Sanguinetti. Los tres son los únicos sobrevivientes del ascenso del 2001. Complicidad pura. El sentimiento que no puede parar sigue. Las camisetas se revolean por arriba de las cabezas. Los corazones no paran. Al contrario, se aceleran. Las banderas verdes y blancas se agitan, las naranjas también. El calor de la gente va en aumento. La vuelta olímpica es eterna. La emoción contagia. Lloran todos. Y hacen bien. Se entiende. Ahí está Banfield. Campeón. Sus hinchas festejan. No paran. Gritan. Saltan. Hacen todo a la vez. ¿Sueñan? Sí, claro que sí. Pero van por más. Porque el sueño de campeón ya es realidad. Y eso nadie se los puede sacar.
VIDEO CON LOS GOLES DEL "TALADRO CAMPEÓN"
http://www.clarin.com/diario/2009/12/09/um/m-02058453.htm
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