domingo, 8 de noviembre de 2009

UN JARDÍN MARAVILLOSO


Un jardín maravilloso

Por cortesía de Jordi "El Látigo" Serrats


Cuentan que Bill Shankly, en una de sus célebres y brillantes fanfarronadas, dijo que si el Everton jugara en el jardín de su casa él correría las cortinas. Nunca tuve la oportunidad de ver jugar a ese Everton, pero uno se imagina al típico equipo británico de finales de los 60, más pendiente de mantener el balón lejos de su portería que de hacer algo útil con él.

Hace pocas semanas tuve el privilegio de visitar Anfield Road, posiblemente uno de los santuarios futbolísticos más emblemáticos que existen sobre la faz de la tierra. Nada más llegar, una estatua de Shankly te advierte, puños en alto, de dónde te vas a meter. Esto es Anfield chaval. Lo cierto es que, más allá de lo singular del emplazamiento (el estadio está situado en un auténtico barrio fantasma), del ambiente a fútbol de verdad que se respira, de la espectacularidad de The Kop y del tan aclamado cartel de This is Anfield, lo primero que me llamó la atención fue el estado del pitch: una auténtica moqueta verde cuidada y venerada hasta la obsesión por los empleados del Liverpool, bajo la advertencia de que cualquiera que ose pisar su jardín, será multado con 10.000 libras y una patada en el trasero. Uno, que no es futbolista, lo primero que hace al toparse con esa gigantesca mesa de billar es buscar un compañero con la mirada: abre banda que te la doy al espacio. El caso es que mi pensamiento en voz alta fue que jugar mal al fútbol ahí sería un auténtico crimen. Alguien rió sarcásticamente. Y es que el Liverpool no juega un pimiento.

Para alguien que viene de España y que le resulta escandaloso que una competición que se gasta millones y millones de euros en contratar a los mejores violinistas, siga empeñada en hacerlos tocar en bodas y bautizos, más inexplicable le parece que quien tiene a su disposición el Liceo, no se pregunté por qué narices tienen que actuar allí las Spice Girls semana tras semana. Y es que el equipo de Rafa Benítez, eternamente aspirando, anda metido en un buen jardín, a 9 puntos del líder, prácticamente fuera de la Champions, capaz en una semana de perder con el Fulham lo cosechado ante el United. Estoy seguro de que Rafa andará preocupadísimo por recuperar pronto a sus dos grandes bastiones: Torres y Gerrard. De lo que no estoy tan seguro es de si los americanísimos dueños del Liverpool van a seguir aspirando eternamente a que, en su impecable jardín, alguien se decida por fin a poner algunos rosales.

El fútbol tiene grandísimas paradojas, pero que Steven Gerrard, uno de los mejores todocampistas que he visto jamás, vaya a cumplir ya las 30 primaveras sin una Premier que llevarse al zurrón, es para pedir algo más que explicaciones al jardinero y a quien puso al jardinero. No sé si los dueños del Liverpool resistirán un poquito más, ni tampoco de si es Benítez el máximo responsable de que no se vea buen fútbol en Anfield Road. Lo que sí puedo imaginar es a Bill Shankly en bata y zapatillas, viendo a sus chicos jugando en su impecable jardín, y corriendo las cortinas.

El látigo Serrats

6 comentarios:

Ramón Gómez dijo...

Gran articulo,me ha gustado mucho.Pues la verdad esque yo no creo que le quede mucho credito a Benitez,o cambia esto rapido o dentro de poco se ira al paro,y viendo la plantilla que tiene no veo como puede llegar la solucion.

Un saludo

Carlos Pérez dijo...

Yo tambien estuve en Liverpool hace poco. Mas alla del juego, el verdadero crimen es que estén como están, y no más arriba.

Un saludo!

Mario Husillos Vidic dijo...

Hola, te invito a participar en el I Mundial de Debate Futbolístico. Las bases y el funcionamiento están en el siguiente artículo.

http://nuestrofootball.blogspot.com/2009/11/mundial-de-debate-futbolistico.html

Esperamos tu participación.

Carlos dijo...

Suscribo totalmente el artículo. Y añado por mi cuenta aún a riesgo de molestar a los fans de los reds que hace ya mucho tiempo que al Liverpool solo le queda Anfield. La herencia, el legado de Shankly es de los mas valiosos en la historia del fútbol moderno. Deja -títulos aparte-, una filosofía, una cultura y un orgullo. Y por supuesto, deja la estructura de un equipo que en los siguientes diez años (1974-1984) dominará Inglaterra y Europa. Bob Paisley se limita a recoger el relevo y a no tocar nada y, en cierto modo, Joe Fagan hace lo mismo. ¿Quien desintegró el legado de Shankly?

Jordi Serrats comenta que “Steven Gerrard, uno de los mejores todocampistas que he visto jamás, vaya a cumplir ya las 30 primaveras sin una Premier que llevarse al zurrón, es para pedir algo más que explicaciones”. Pues, sí. Y posiblemente se retirará sin conseguirla. Y es mas grave que el Liverpool, esta temporada, cumpla 20 años sin ganar una Liga. Ni cuando Shankly cogió al equipo en 1959, en segunda y con las instalaciones hechas unos zorros, llevaban los merseysiders semejante sequía. No sé si Shankly correría las cortinas si viera jugar al Liverpool en el jardín de su casa. Igual le daba por incendiar Anfield.

He perdido la cuenta de la sucesión inacabable de temporadas en la que el Liverpool no juega a nada. Y cada vez más, vive de símbolos, de leyendas escritas, de recuerdos. Malo. He sostenido más de una vez que aquella increíble Copa de Europa del 2005 a la larga, le hizo más daño que bien a la entidad que, de repente, se volvió inmovilista. Si le damos un vistazo a las últimas plantillas o, en su defecto, alineaciones desde 2006 hasta hoy, por ejemplo, llegamos a la conclusión de que es imposible pelear hasta el final por una Premier.

No soy fan del Liverpool, pero seguí sus hazañas en la época de Paisley y Fagan y siempre ví en aquél equipo un “aura” especial, diferente a todos los demás. Soy de escaso vocabulario y no encuentro la palabra para definir a ese grupo año tras año: quizás indomables, o rebeldes, o comprometidos con esa camiseta hasta el final. Mi imparcialidad con ellos me permite afirmar hoy día con pena que ojalá jugaran a un pimiento; es que no sé exactamente que argumento, que ideas desarrollan en el campo. Tampoco hay calidad, si exceptuamos los detalles de Torres o la garra incansable de Gerrard. Los reds siempre estarán en inferioridad frente a equipos como el Manchester United o el Chelsea. Y no sé si el Arsenal también.

¿Que le quedará al Liverpool cuando se traslade al nuevo estadio?

Anónimo dijo...

El estadio se llama Anfield, no Anfield Road. Ya sé ve que sabéis mucho del Liverpool...

Jose David Lopez dijo...

Un buen post sobre la siempre enigmática carrera del Liverpool y Shankly. Era un fanfarrón y en Liverpool la gente que me habló de él cuando fue hace unos años, siempre decía que tenia más labia que nadie y que no parecía ciudadano británico por su conducta.

Un saludazo desde el Enganche.